La Asociación Juvenil Celtaia, es una organización sin ánimo de lucro (ONL) cuyo fin es promover la concienciación y sensibilización ambiental. Para ello tratamos de inculcar el respeto por el entorno que nos rodea y sus habitantes.
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Seguro que habéis oído muchas
veces la frase “ya no se hacen las cosas como antes”, o “antes las cosas se
hacían para que durasen”, y es verdad. Antes las cosas se hacían para durar
mucho tiempo, y ahora se hacen para que duren lo justo y haya que
reemplazarlas, de manera que las empresas que nos las venden se aseguran
beneficios de manera constante.
Esto tiene un nombre, obsolescencia programada, que es la
programación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de modo que
tras un periodo de tiempo calculado por el fabricante, el producto quede
obsoleto, no funcional, inservible o inútil. Es un concepto que surgió después
de la crisis de 1929, con la excusa de animar al consumo e incentivar las
ventas. No sólo afecta a nuestro bolsillo, también tiene graves consecuencias
para el medio ambiente.
Un ejemplo de obsolescencia programada son las
bombillas. A principios del siglo XX una bombilla tenía una vida útil
certificada de 2500 horas. Lo lógico hubiera sido que la tecnología avanzara
consiguiendo bombillas más duraderas, y de hecho es posible, pero 100 años
después su vida útil es de unas 400 horas (aunque las nuevas bombillas de bajo
consumo pueden durar mucho más).
Esta bombilla lleva funcionando
desde 1901. En 2002 se certificó que llevaba 800.000 horas encendida
Otro ejemplo es el nylon. Lo
primero que se nos viene a la cabeza son las medias que se rompen con mirarlas,
pero en 1939, cuando fue fabricado por primera vez, fue una revolución al ser
prácticamente irrompible. ¿Qué pasó? Pues que si no se rompían, se frenarían
las ventas. Resultado: se desarrolló un material más débil, el que ha llegado a
nuestros días.
En los últimos años parece que
nos hemos empezado a dar cuenta de esto principalmente gracias a los aparatos
electrónicos como los teléfonos móviles, que tienden a romperse cuando nos va a
cumplir la permanencia con nuestra compañía, y tenemos que adquirir uno nuevo,
aunque también sucede con los electrodomésticos. Antes, los electrodomésticos
duraban más. Una lavadora podía durar 20 años tranquilamente, con alguna avería
fácilmente reparable. Ahora si llegan a 10 es un triunfo. Falla una pieza que
curiosamente vale más repararla que comprar una lavadora nueva, por lo que nos
deshacemos de la lavadora antigua y compramos una nueva. Con esto, podemos
añadir a la frase de “antes las cosas se hacían para que durasen”, la coletilla
“también se hacían para poder ser reparadas”.
Pues bien, las consecuencias de
todo esto son la sobreexplotación de recursos, y la generación de residuos, que
dan lugar a imágenes como esta:
Montaña de residuos electrónicos
Vamos a ver muy por encima las
consecuencias que tiene la obsolescencia programada con los productos
electrónicos, ya que son los más susceptibles de ser programados:
En cuanto a los materiales que
forman sus componentes, en muchos casos son muy escasos, y además muchas veces
proceden de zonas en conflicto, precisamente generado por la extracción de los
minerales que van a ir a parar a los aparatos electrónicos, como son el estaño
o el tantalio.
El otro gran problema de la
obsolescencia programada es la enorme cantidad de residuos que se generan, pero
más que las montañas de restos de ordenadores, impresoras o televisiones (que
es muy grave), es la peligrosidad de estos desperdicios, ya que contienen
componentes tóxicos, como compuestos halogenados, metales pesados, dioxinas, e
incluso sustancias radioactivas.
Además, como agravante, estos residuos suelen acabar
en países del tercer mundo, en vertederos sin medidas de seguridad que
contaminan el terreno sobre el que están depositados, filtrando componentes
tóxicos al subsuelo y acuíferos, y poniendo en peligro la salud de la
población, que recogen estos restos para sobrevivir, por lo que tratan de
extraer materiales sin ninguna medida de seguridad poniendo en riesgo su vida.
Niños recogiendo residuos de aparatos eléctricos y electrónicos
Pues
esta es la historia de la obsolescencia programada contada a mi manera. Si os
ha resultado interesante, o si os queréis enterar mejor de qué va todo esto,
podéis ver el documental “Comprar, tirar, comprar”:
Los
desiertos y su avance son uno de los problemas ambientales más graves del siglo
XXI, según Naciones Unidas, ya que afecta al modo de vida de millones de
personas. Un desierto es un área de la superficie terrestre total o casi
totalmente deshabitada, en la cual las precipitaciones casi nunca superan los
250 mm (o l/m2) al año, y el terreno es árido (esto supone que
pierden más agua por evapotranspiración de la que reciben). Suponen
aproximadamente el 30 % de las tierras emergidas.
Típico desierto: inmensidad de arena
Respecto al avance de los
desiertos, conviene aclarar dos conceptos que se suelen confundir: desertización y desertificación:
La desertización es un proceso evolutivo natural, que se da en una determinada región por sus
características morfológicas, climáticas y ambientales, que favorecen que dicha
región se convierta en un desierto. Repito, es un proceso evolutivo natural, en el que no interviene el
hombre.
La desertificación, en cambio, es la degradación de tierras causada
por varios factores, entre ellos la actividad humana, como el sobrepastoreo, la
deforestación y el exceso de cultivos, además de un descenso en las
precipitaciones.
En esta foto se ven perfectamente los grandes desiertos
Es un problema muy grave, y
España es especialmente vulnerable por sus condiciones, asociadas a los
procesos de desertificación:
Clima semiárido en grandes zonas,
sequías estacionales, extrema variabilidad de las lluvias y lluvias súbitas de
gran intensidad
Suelos pobres con marcada
tendencia a la erosión
Relieve desigual, con laderas
escarpadas y paisajes muy diversificados
Pérdidas de la cubierta forestal
a causa de repetidos incendios de bosques
Crisis en la agricultura
tradicional, con el consiguiente abandono de tierras y deterioro del suelo y de
las estructuras de conservación del agua.
Ocasional explotación
insostenible de los recursos hídricos subterráneos, contaminación química y
salinización de acuíferos.
Concentración de la actividad
económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento urbano, las
actividades industriales, el turismo y la agricultura de regadío, lo cual
ejerce una intensa presión sobre los recursos naturales del litoral.
La combinación de factores y
procesos como la aridez, la sequía, la erosión, los incendios forestales, la
sobreexplotación de acuíferos, etc., da origen a los distintos paisajes o
escenarios típicos de la desertificación en España.
Mapa que muestra el riesgo de desertificación en España (haz click aquí para verlo más grande)
Como se puede ver en el mapa,
España está seriamente amenazada, pero existen medidas que pueden parar, o al
menos mitigar en parte la desertificación, evitando las consecuencias que tiene
sobre el entorno y los habitantes de las áreas afectadas. Para ello se requiere
un cambio de actitud en los gobiernos y en la población, para que la cultura de
la prevención se consolide, no sólo en cuanto a prevenir la desertificación,
también para tratar de evitar cualquier otra agresión innecesaria al medio ambiente.
Para evitar la desertificación es
necesaria una buena planificación de los usos del suelo en la que se incluya la
gestión de los recursos hídricos, planificación de actividades agrícolas y
ganaderas menos agresivas, aplicar técnicas agrícolas de barbecho, plantar los
cultivos adecuados según las condiciones del suelo, etc. En cuanto a las
tierras que ya se están degradando, se pueden recuperar restaurándolas y
fertilizándolas, combatir la erosión con barreras que la protejan de los
vientos, y una medida muy importante, evitar eliminar la vegetación, o en caso
de que esta vegetación ya haya desaparecido, reforestar para evitar la erosión,
ya que la vegetación fija la tierra.
Este es un brevísimo resumen del
problema y posibles soluciones del avance de los desiertos. Aún así, espero que
sirva para que podamos comprender la gravedad de este problema, ya que lo
estamos sufriendo casi sin darnos cuenta.
Las especies invasoras son
animales, plantas u otros organismos que han conseguido establecerse fuera de
su área de distribución natural, expandiéndose y dañando a los organismos
autóctonos.
Las invasiones son movimientos en
el seno de la biosfera, que está constituida por millones de especies, y está
estructurada en ecosistemas organizados y dinámicos. Esto provoca que las
especies compitan por el territorio y por expandirse, por lo que de manera
natural se producen las invasiones. Al principio, cuando una especie está
expandiendo su área de distribución, es teóricamente una especie invasora.
El problema surge cuando las invasiones se producen
por la actividad humana. Desde hace unos años los ecólogos constatan una uniformización creciente de las faunas
y floras regionales, asociada a la transformación general de los hábitats. Esta
uniformización u homogenización biótica se debe a una expansión de una minoría
de especies y la reducción de la mayoría de otras.
Jacinto de agua colapsando el Guadiana
La vulnerabilidad de los
ecosistemas a las especies exóticas viene determinada por dos factores, que son
las dimensiones del ecosistema y el aislamiento. Cuanto más pequeño o aislado
esté un ecosistema, más frágil es. Un tamaño pequeño hace que las especies
exóticas puedan colonizar más rápido el área, desplazando a las especies
autóctonas con más facilidad. En cuanto al aislamiento, es determinante porque
especies que no han tenido contacto con otras especies en mucho tiempo, son
vulnerables que las exóticas ya que no les ha hecho falta ningún mecanismo de
defensa que facilitara su supervivencia, ya que su ecosistema estaba en
equilibrio, frágil, porque puede ser roto por cualquier especie exótica que
consiga adaptarse.
Es preciso explicar que los
puntos en común de las especies en expansión, (que consideramos invsasoras), no
es que sean exóticas, si no que son especies generalistas, poco exigentes en
cuanto al hábitat, clima o nutrición, son especies adaptadas a medios
antropizados ricos en nitraros u otros residuos orgánicos, y tienen gran
capacidad de dispersión.
Como ya se ha comentado en el post, el problema real
deriva de las especies introducidas por el hombre en un ecosistema ajeno, y
puede producirse de manera intencionada o de manera accidental.
De manera intencionada se
introducen con fines que pueden ser: producción de alimentos, madera, mejora
del suelo, jardinería, o actividades de caza y pesca, o como mascotas. Un
ejemplo es la introducción del salmón para la pesca, o el Jacinto de agua, como
planta decorativa.
De manera accidental, sucede
normalmente en medios de transporte, como por ejemplo los barcos. Uno de los
ejemplos más conocidos, y extendidos por todo el mundo, es el mejillón cebra.
Tortugas en el estanque de la estación de Atocha
La imagen de arriba representa
muy bien la introducción de especies como mascota. Según dónde mires verás una
cifra distinta, pero entre 150 y 300 tortugas viven en el estanque del
invernadero de la Estación de Atocha. Al menos estas tortugas están abandonadas
en un estanque, pero a saber cuántas tortugas y otras mascotas de origen
exótico son abandonadas en la calle o en el campo. Muchas de estas mascotas
consiguen establecerse en su nuevo hábitat.
También ocurre con muchas
plantas, normalmente utilizadas para decoración de nuestras casas y también de
las ciudades. Un ejemplo conocido es el jacinto de agua, utilizado para decorar
acuarios, o el plumero de la planta, introducido como planta ornamental, y que
podemos ver en muchas ciudades y pueblos de nuestra geografía.
Para terminar, vamos a ver una especie que aunque no
nos demos cuenta, ha sido introducida por el hombre prácticamente en todo el
mundo, y que a pesar de su apariencia, ha causado graves daños ecológicos en
muchos lugares en los que se ha establecido.
En efecto, el gato es una especie invasora
Aunque no lo creáis es cierto, el
Felis catus, más conocido como gato,
es una especie invasora en gran parte del mundo, y de las más dañinas. El gato
es invasor en cualquier hábitat donde su ancestro, el gato montés, no existía.
Es uno de los carnívoros más eficientes, y el mayor problema es que no caza
sólo para alimentarse.
Si queréis más información, está
disponible el Delivering Alien Invasive Species Inventories for Europe
(DAISIE), un inventario de las especies invasoras introducidas deliberadamente
en Europa. Lo podéis consultar en http://www.europe-aliens.org/
“Espacios
naturales de alto valor ecológico y cultural, poco transformados por la
explotación o actividad humana que, en razón de la belleza de sus paisajes, la
representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su
fauna, de su geología o de sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores
ecológicos, estéticos, culturales, educativos y científicos destacados cuya
conservación merece una atención preferente y declarada de interés general del
Estado”. Así define la Ley 5/2007, de 3 de abril, de la Red de Parques Nacionales, estos espacios protegidos que están
repartidos por toda la geografía española.
Pero el camino de los Parques
Nacionales en España comenzó mucho antes. La primera fue la Ley de Creación de Parques Nacionales del 7 de diciembre de 1916, y desde entonces se han
realizado muchos esfuerzos para llegar a los 15 Parques con los que cuenta
actualmente España, 10 ubicados en la Península Ibérica, 4 en Canarias y 1 en
Baleares.
Ubicación de los 15 Parques Nacionales españoles
En 1918 fueron declarados los dos
primeros Parques Nacionales. El primero fue el de Picos de Europa, situado entre Cantabria, Asturias
y León. El segundo fue el de Ordesa
y Monte Perdido, situado en Huesca. Hasta 1954 no se declaran nuevos
Parques Nacionales, el del Teide, en Tenerife, y el
de la Caldera de Taburiente,
en la isla de la Palma. Un año después, en 1955, se declara el Parque Nacional de Aigüestortes
y Lago de San Mauricio, en la provincia de Lérida.
Estos cinco parques fueron
declarados durante la vigencia de la ley de 1916. En 1957 se aprueba la Ley de Montes, que asume lo recogido respecto a
Parques Nacionales en la ley de 1916, que queda derogada.
Bajo la Ley de Montes de 1957 fueron declarados tres
Parques Naturales: el de Doñana
en 1969, situado entre las provincias de Huelva y Sevilla, el de las Tablas de Daimiel en 1973, que está
en Ciudad Real, y el de Timanfaya
en 1975, situado en Lanzarote.
Cartel del Parque Nacional de Doñana
En 1975 fue aprobada la Ley 15/1975, de 2 de mayo, de espacios naturales protegidos.
Con esta ley se reclasifican varios parques y se amplían los de Doñana y Monte
Perdido, además de declarar como Parque Nacional el de Garajonay, situado en la Gomera, en 1981.
Los dos últimos Parques
Nacionales fueron declarados tras la aprobación de la Ley 5/2007. En 2007 se declaró el Parque Nacional de Monfragüe, en Cáceres. El último en ser
declarado fue el de la Sierra
de Guadarrama, que está entre Segovia y Madrid.
Cumbres de la Sierra de Guadarrama
Con el Parque Nacional de la
Sierra de Guadarrama termina la lista de Parques Nacionales en España, aunque
esperamos que no sea el último y la lista pueda aumentar en el futuro. En
futuras publicaciones contaremos la historia de cada Parque Nacional, para que
podamos aprender un poco más de cada uno de estos paraísos naturales que todos
debemos conservar.
Aquí
no hay playa. Cuando escuchamos esta frase normalmente pensamos en Madrid (y
también nos viene a la cabeza alguna canción), pero podrá ser dicha para
referirse a muchos lugares de la costa en un futuro no muy lejano debido a la erosión.
En la costa se producen de forma
natural procesos de erosión y sedimentación. En determinados puntos la costa se
erosiona debido a la acción de las olas, y el material erosionado es depositado
en otros puntos, donde se va acumulando para formar playas. Estos procesos de
sedimentación y erosión vienen determinados por las corrientes predominantes, y
la forma de la línea de costa.
No creo que estas escaleras estuvieran tan cerca del mar cuando las construyeron
Si normalmente veraneáis en el
mismo sitio cada año, es posible que os parezca que años atrás la playa era
algo más ancha. Pues esto en muchos casos no es una simple sensación. Lo que
realmente está pasando es que gradualmente la playa va perdiendo arena que las
corrientes llevarán a otro sitio.
La erosión es un proceso que
ocurre de manera natural, aunque debido a que los seres humanos estamos
prácticamente en cualquier punto del globo, cada vez es más difícil encontrar
lugares naturales, donde la intervención humana no exista. Esto provoca que
actualmente estos procesos se vean alterados y/o provocados por la acción
humana.
El ser humano altera la costa con
diversos tipos de infraestructuras, que son los espigones, malecones,
rompeolas, diques, puertos, etc. Estas alteraciones hacen, según las corrientes
que predominen en cada zona, que en algunos puntos la costa retroceda por que
los materiales son arrancados, y en otros puntos, estos materiales se depositen
formando playas, islas barrera, tómbolos, barras de bahía, etc.
A la derecha de este espigón se puede ver la acumulación de arena
El problema más importante es la
erosión, especialmente desde el punto de vista económico. Si una playa
desaparece, la actividad que se genera por su presencia, lógicamente desaparece
también, por lo que existen medidas correctoras para tratar de evitar su
erosión y su posible desaparición en el futuro.
Curiosamente, parte de las
medidas que se utilizan para estabilizar las costas son las mismas que
previamente han podido provocar que comiencen a erosionarse, es decir, los
espigones, malecones, rompeolas o diques. Por supuesto estas medidas
correctoras deben hacerse con conocimiento, ya que si no se hacen
correctamente, la solución puede ser sólo temporal, o peor aún, ser
perjudiciales en otro punto de la costa.
También hay otras medidas que se
consideran alternativas a las anteriores, que son la alimentación de la playa,
que consiste en añadir grandes cantidades de arena a esa playa, o el traslado,
que consiste en trasladar los edificios cercanos al mar, y dejar que la
naturaleza recupere la playa.
En el caso de la alimentación de
la playa, no es una medida alternativa por sí sola. Debe ser complementada con
espigones o diques, porque si no se frena la erosión que ha provocado que se
tenga que aplicar esta medida, con el tiempo se volverá a la situación inicial,
pero suele tener efectos no deseados.
Sobreexplotación costera
Por supuesto, la sobreexplotación
de la costa, provocada por la construcción de complejos turísticos durante los
últimos años, ha agravado este problema. Tenemos que cuidar nuestras costas, ya
que son muy importantes económicamente. Junto al mar vive gran parte de la
población, atraen turistas, y son el
punto de unión entre la tierra y el mar, que es una fuente de alimento
fundamental, por lo tanto su conservación es fundamental.
Buena
noticia para el aire que respiramos en Madrid: el 1 de mayo de 2014 Madrid
estrenará su sistema de bici pública. Tras varios años de retraso, (el Plan
Director Ciclista de Madrid fue aprobado en 2008, y la propuesta de bici
pública fue lanzada en 2010), no tener bicicleta propia no va a ser excusa para
desplazarse en bici por la capital.
Dando este paso, Madrid deja de
ser la única gran ciudad española, y una de las pocas capitales europeas, que
no contaba con este servicio. Esto hace que por fin Madrid, o mejor dicho, sus
dirigentes, tomen en serio la opción de la bicicleta, algo que sus ciudadanos
ya estaban empezando a considerar por su cuenta: en 2012, 1 de cada 100
desplazamientos producidos en la ciudad se realizaba a pedales, consiguiendo un
espectacular aumento en el uso de la bici de un 27 %.
Ciclista solitario en la Puerta de Alcalá
La principal novedad del servicio
es que las bicicletas serán eléctricas. De esta manera, Madrid, además de dejar
de ser de las pocas ciudades en España y en Europa sin servicio público de
bicicletas, como ya se ha comentado, pasa a ser la primera que contará con bicicletas eléctricas para sus ciudadanos.
Esto puede resultar llamativo,
pero bien pensado es muy útil y puede animar a mucha gente a probar el
servicio, ya que uno de los grandes hándicaps del uso de las dos ruedas en la
capital es que hay muchas cuestas, y por eso mucha gente no se atreve a coger
la bici, o simplemente le da pereza.
Así es como van a ser (más o menos) las bicis públicas madrileñas
Las
bicis eléctricas serán más o menos como la de la imagen, aunque trabajadores de
la capital las están probando y la empresa encargada del servicio realizará las
modificaciones que sean precisas. De
inicio, el sistema contará con 1560 bicicletas, y al menos 3120 anclajes, es
decir, como mínimo 2 anclajes por cada bicicleta puesta a disposición de los
ciudadanos, para garantizar que haya anclajes libres en los puntos de destino.
Estas 1560 bicicletas y 3120
anclajes se repartirán entre las 120 estaciones fijas que se podrán a
disposición de los usuarios. La mayoría de las estaciones contará con 25 anclajes, aunque los habrá de
20, 30, 50 y hasta 100 anclajes en zonas estratégicas. Estarán ubicadas en
puntos de interés, y una distancia de 300 metros. Además, el operador habilitará
estaciones móviles de 75 plazas, que servirán para cubrir grandes eventos y
picos de demanda.
Mapa provisional de los anclajes de bicis
Al principio pueden parecer pocas
bicicletas, pero la idea es que poco a poco la cantidad aumente, y el mapa se
amplíe. También es importante tener en cuenta que un servicio público de
bicicletas hace que se incremente el uso de la bici privada.
El objetivo es captar usuarios
del coche, de tal manera que el porcentaje de desplazamientos en bici,
actualmente del 1%, alcance el 3% en el año 2016. Como referencia, en Sevilla
esta cifra es del 6%, y en Copenhague alcanza el 40%. Evidentemente no podemos
comparar con Copenhague, dada la cultura ciclista que existe tanto en la
capital danesa, como en toda la zona norte de Europa. En cambio, el ejemplo de
Sevilla es muy bueno, ya que son cifras asumibles para Madrid a medio-largo plazo, incluso
teniendo en cuenta las diferencias entre Madrid y Sevilla, respecto a la
orografía (en Sevilla apenas hay cuestas), y el clima, que invita más a usar la
bici.
El caso es que por fin los
madrileños podrán contar con un servicio de bici pública, y además no podrán
poner la excusa de que “en Madrid hay muchas cuestas”, ya que serán eléctricas.
Puede que al principio el funcionamiento del sistema resulte algo confuso, pero
con el tiempo todas las piezas encajarán haciendo que cada vez más gente aparque el coche, y coja la bici, pública o privada, reduciendo el tráfico y sus
emisiones, haciendo que Madrid sea un poco más limpio.
Se
acabaron las fiestas. Este momento lo marca la llegada de los Reyes Magos
dejando sus regalos, y los dueños de estos regalos inundando los contenedores
de basura con los restos, que normalmente son cajas exageradamente grandes de
juguetes que luego no son tan grandes como nos hacía creer su embalaje.
Hace unos años salíamos a la
calle y veíamos a los niños estrenando sus bicicletas, balones o patinetes,
entre otros juguetes, y también veíamos los contenedores llenos, pero menos.
Ahora, en cuanto salimos a la calle y vemos los contenedores, vemos una imagen
parecida a cuando los servicios de recogida de basuras llevan varios días en
huelga, con la ventaja de que las cajas no huelen. ¿Los niños? Alguno estará en
la calle por equivocación, pero la mayoría están en casa jugando con sus nuevas
videoconsolas, aunque eso es otro debate.
Niños jugando en la calle, esa cosa del pasado
Volvamos
al tema que nos ocupa, que son los residuos. Cualquier producto, sea cual sea,
está excesivamente embalado, desde los juguetes, los aparatos electrónicos o
los alimentos, siendo este último caso muy llamativo. En el post anterior, en el que
dábamos una lista de recomendaciones que podríamos incluir en nuestra lista de
propósitos para el año recién estrenado para ser más respetuosos con el medio
ambiente, uno de los consejos era evitar productos excesivamente envasados, y
siempre que fuera posible, comprar a granel.
Todo lo que compremos fuera de un
mercado tradicional, es decir, cualquier supermercado o hipermercado, va a venir
empaquetado individualmente o por peso: la carne o el pescado, la fruta o las
verduras, pero lo que se lleva el premio al embalaje excesivo es la bollería
industrial. Para un producto he llegado a ver hasta cuatro envases: la caja
exterior, una bolsa de plástico en la que vienen cuatro o cinco bollos, esos
bollos, colocados en una bandeja, también de plástico, pero además empaquetados
individualmente.
De momento lo venden en paquetes
de 1 kg, pero como sigamos así nos lo venderán envuelto grano a grano
Es un caso un poco extremo, pero
real. Aun así, lo normal en estos productos es mínimo dos embalajes: el
exterior, de cartón o plástico, y envases individuales. En muchos casos se
añade la bandeja de plástico para que todo esté perfectamente ordenado, lo que
hace que para un producto se utilicen tres envases distintos.
A estos dos o tres envases, que
son los que ve el consumidor, hay que añadirles los embalajes en los que son
transportados, que deben suponer al menos cajas medianas para meter varios
paquetes, e incluso cajas grandes para meter esas cajas medianas.
No obstante, en los últimos años
las empresas han realizado un esfuerzo (por convicción, o simplemente por
normativa) reduciendo el número de envases y embalajes que lleva un producto, y
reduciendo también el peso de los envases, lo que ahorra muchos recursos.
Contenedor colapsado
Aun así, entre todos debemos
hacer un esfuerzo para reducir los residuos, no sólo de envases, para evitar
ver imágenes como la de arriba, que son más habituales de lo que pensamos, ya
que se producen cada vez más a menudo, y no únicamente el día de Reyes o cuando
hay huelga.
En futuras publicaciones hablaremos
con más detalle sobre los residuos que generamos y en qué cantidad.