martes, 24 de diciembre de 2013

Luces navideñas

Ya está aquí, ya llegó la Navidad, aunque lleva presente algunos días más: desde que las tiendas fueron decoradas, desde que empezaron con los anuncios en la televisión, o desde que encendieron las luces en las ciudades de todo el mundo. Eso sí que marca el inicio de las fiestas. En concreto en Madrid se encendieron el 29 de noviembre, y estarán hasta el 6 de enero, tiempo en el que la capital estará sobreiluminada, con una factura para los madrileños de 1.597.279 euros (según dicen), aunque con un ahorro respecto al año pasado del 16% (según dicen, también).

Ya tenemos las luces de Navidad
Cuando antes ponía que la ciudad va a estar sobreiluminada, lo cierto es que lo estará más todavía, porque sobreiluminada está prácticamente todo el año, como cualquier núcleo urbano del mundo. Este exceso de iluminación, sea 25 de diciembre o 21 de agosto, es lo que provoca la contaminación lumínica. Es un problema muy grave, que cuando lo escuchamos minimizamos. Pensamos que la única consecuencia es que no podemos ver las estrellas.

Está causada, entre otras cosas, por la utilización de una iluminación que resulta excesiva para las necesidades que hay que cubrir, o por utilizar sistemas de iluminación poco adecuados, como farolas que dispersan la luz en todas direcciones en vez de dirigir la luz donde sea necesario. Además, el uso de farolas que dispersan la luz hace que se necesite más intensidad para iluminar correctamente, por lo que estos motivos van un poco unidos.

Menudo resplandor, no hace falta que enciendas las luces del coche
Como podéis ver en la foto de arriba, si es que conseguís distinguir algo, es un núcleo urbano por la noche. Se podría pensar que es una gran ciudad, pero todo este resplandor sale de un municipio de 24.079 habitantes, La Oliva, situado en Fuerteventura. No se trata de una gran ciudad, y el daño que hace al cielo nocturno es brutal. 

Pero que no podamos ver las estrellas no es el problema más grave (aunque es una pena). Influye en la salud humana alterado los ritmos del sueño, y además puede provocar fatiga visual, incluso ha sido la causa de choques entre un ferry y un carguero.

También tiene efectos negativos sobre los animales, como por ejemplo los insectos, que abandonan su hábitat atraídos por la iluminación artificial, o las aves migratorias, que utilizan las estrellas para orientarse.

Como habéis podido ver (muy por encima), la contaminación lumínica es un problema muy grave y que causa muchos transtornos, además del despilfarro energético que acarrea.

Península Ibérica por la noche
Con esta imagen de la Península Ibérica iluminada, desde la Asociación Celtaia os deseamos a todos feliz Navidad.

martes, 17 de diciembre de 2013

Soylent, ¿cómo sería el comer sin comer?

Hace poco vi el documental Soylent: How I Stopped Eating For 30 Days (Soylent: cómo dejé de comer durante 30 días). En él, el periodista Brian Merchant deja de comer durante 30 días para alimentarse exclusivamente de Soylent. Durante esos 30 días investiga qué es, quién lo ha inventado, y cómo lo producen, entre otras cosas, mientras sufre las consecuencias, tanto positivas como negativas de su experimento.


Aquí tenemos a Brian "comiendo"
El Soylent es un sustituto de la comida salido de la cabeza de un joven ingeniero, Rob Rhineheart, y que al menos predica con el ejemplo, ya que según afirma, se alimenta exclusivamente de su creación, y pretende que todos hagamos lo mismo.

Su argumento es que como la población mundial aumenta sin parar, con el fin de evitar el hambre y la sobreexplotación de las fuentes de alimento, su producto es la salvación, hasta el punto que considera que en unas décadas, debería haber un grifo de Soylent junto al de agua en las casas.

Rob Rhineheart preparándose la cena
Aunque teóricamente contiene todos los nutrientes necesarios para una alimentación equilibrada, como no soy nutricionista no puedo opinar de las consecuencias en la salud, pero como se puede ver en el documental, el propio Brian en su experiencia llega a adelgazar 4 kg y sufre dolores de mandíbula al no usarla.

Tampoco puedo hablar del impacto económico que se produciría en el hipotético caso de que se abandonara la producción de alimentos que actualmente se da en el mundo, puesto que tampoco soy economista, pero lógicamente si podemos hablar de que existirían consecuencias económicas y un impacto laboral muy negativo con una gran pérdida de puestos de trabajo, que son muy difícilmente reubicables en otros sectores y tampoco asumible por la teórica nueva industria surgida por el producto.

¿Tendría impactos ambientales negativos el cese de toda actividad que proporcione alimentos? Es una pregunta interesante, y de difícil respuesta. Teóricamente, las áreas dedicadas a explotaciones agrícolas y ganaderas volverían poco a poco a su estado previo.

Uno de los principales impactos de la agricultura y la ganadería es la sobreexplotación del suelo, lo cual lleva a su empobrecimiento y degradación, y en el peor de los casos a la desertificación del mismo: la sobreexplotación también nos lleva a su contaminación mediante el uso de fertilizantes. Por un lado, usamos los fertilizantes simplemente para aumentar la productividad, y a la vez, este aumento en la productividad hace que al sobreexplotarse, necesite el uso de más fertilizantes para recuperar el rendimiento perdido, una especie de círculo vicioso. También se usan pesticidas para aumentar el rendimiento de las cosechas, evitando plagas o paliando sus efectos.

Explotación agrícola a pleno rendimiento
El problema del uso de fertilizantes y pesticidas viene en gran medida por su uso excesivo y abusivo. Los componentes, en muchos casos nocivos para muchas plantas, animales y para la salud humana, pueden contaminar suelos y acuíferos, además de estar presentes en los alimentos que tomamos.

El caso de la pesca tiene dos variantes. Por un lado está la pesca en estado salvaje, que es la causa del agotamiento de los caladeros, y la más que posible extinción de alguna especie como el atún rojo por sobrepesca. Por otro lado, está el pescado criado en piscifactorías. Las piscifactorías pueden contaminar el ambiente acuático cercano, ya que en un área muy pequeña se concentran muchos peces que deben ser alimentados. Estos alimentos, además de los fertilizantes añadidos, y los excrementos de los peces, son una fuente de contaminación muy importante en caso de no tratarse adecuadamente.

Es de esperar que si la agricultura, la ganadería y la pesca desaparecieran por completo, sus impactos ambientales desaparecerían, y las áreas dedicadas a estas actividades poco a poco recuperarían su estado natural.

Sin embargo, que no haya que producir alimentos tradicionales no hace desaparecer por arte de magia los impactos ambientales derivados de la producción de alimentos, ya que los componentes del Soylent, tendrán que obtenerse de algún sitio, por lo que no desaparecerían los impactos ambientales, simplemente serían sustituidos por otros impactos diferentes.

Y vosotros, ¿dejaríais de comer para alimentaros sólo de Soylent, no lo probaríais, o tendríais un poco en casa por si acaso os hace falta un día?

Si os ha resultado interesante, os dejo el vídeo para que podáis verlo:


Podéis activar los subtítulos, por si el idioma de Shakespeare os causa algún problema. Para ello, con el vídeo en pantalla completa tenéis que dar al botón que pone cc, abajo a la derecha, y seleccionar los subtítulos en español.

martes, 10 de diciembre de 2013

Aparca el coche

En el post anterior ¿Por qué Madrid tiene “boina”?, vimos porque se genera y acumula tanta contaminación en las ciudades. En este post daremos algunas ideas para reducir esta contaminación.

Una solución obvia es reducir el uso del coche. Aunque no siempre es posible prescindir del coche, podemos dejarlo aparcado muchas más veces de lo que pensamos, lo que además de reducir la emisión de contaminantes, nos ahorrará algo de dinero.


Acceso a al ciudad colapsado por los coches
Empecemos por la alternativa que tenemos más a mano y es más barata, o mejor dicho, gratis: caminar. Hay veces que parece que nos asusta ir andando a los sitios, que tardar más de diez minutos en llegar a tu destino andando es perder el tiempo, y automáticamente vamos en coche. Hay que ir andando siempre que sea posible. Es un hábito saludable y ayuda a ahorrar un poco de dinero que se iba a ir en gasolina.


Ahora la distancia es algo mayor. No hay problema: coge la bici. Al principio puede dar algo de pereza, pero te ayudará a sentirte mejor. Además es más rápido que andar. ¿No tienes bici? Si estás acostumbrado a coger casi a diario el coche, seguro que gastas bastante dinero en gasolina. Con ese dinero, seguro que en menos de dos meses puedes comprarte una buena bici. No contamina nada, te sentirás mejor y ahorrarás mucho dinero todos los meses, ya que su mantenimiento es mínimo.

En bici por la ciudad
Vale, resulta que normalmente no vas a la vuelta de la esquina. Te tienes que desplazar al pueblo de al lado, o de la periferia al centro para ir a trabajar, lógicamente no puedes ir en bici, y mucho menos andando. Pues usa el transporte público.

Tren, autobús, metro o tranvía. ¿Cuál usas?
Al principio puede que te de pereza: el autobús, el metro o el tren no pasa con la frecuencia que deseas. Vale, puede que tengas razón, pero si cada vez más gente se anima usar el transporte público haciendo que aumente la demanda, su frecuencia debería ser mayor.

Ya que has decidido dejar que tu coche descanse, sólo te queda una decisión por tomar:¿Qué eliges, ir andando, en bici o en transporte público?

martes, 3 de diciembre de 2013

¿Por qué Madrid tiene "boina"?

Esto no es nada nuevo. Todos los años lo podemos ver en las noticias, sobre todo por estas fechas: Madrid tiene boina. Aunque se ha hablado mucho sobre este tema, no siempre es explicado, por eso vamos a intentar explicarlo de una forma breve y muy sencilla, con muy pocos conceptos, para que todo el mundo pueda entender qué es y por qué se produce.

Capa de contaminación sobre la capital

Esta capa de contaminación se produce por un fenómeno conocido como inversión térmica, que hace que los gases emitidos en las ciudades se acumulen, y suele producirse en los núcleos urbanos grandes.

Para no aburriros en exceso, os voy a explicar muy por encima cómo se produce la inversión térmica: las ciudades absorben energía durante el día, provocando que las temperaturas sean superiores a las que se registrarían si no existiera la ciudad. Esto hace que la temperatura de la atmósfera, que en condiciones normales desciende con la altura, aumente. Al aumentar la temperatura en capas superiores, las capas inferiores, que son las que tienen contaminantes, no pueden ascender, acumulándose porque no se pueden dispersar.

Por otro lado, la causa de que haya tanta contaminación en las ciudades es la utilización de combustibles fósiles, principalmente por la calefacción de los edificios y por el tráfico. Centrémonos en el tráfico: según datos del Ayuntamiento de Madrid, la ciudad cuenta con 1.206.839 turismos, a los que habría que sumar camiones, autobuses, motocicletas y otro tipo de vehículos no incluidos en ese dato. Tal cantidad de coches hace que diariamente se emitan grandes cantidades de gases y partículas a la atmósfera.

Obviamente, no todos estos coches circulan al mismo tiempo, pero resultaría muy positivo reducir este número en la medida de lo posible. Si circulan menos coches, lógicamente se emiten menos gases. También se reducirían los atascos, lo que también reduce la emisión de gases, ya que los coches que circulan lo harían durante menos tiempo.

Tubo de escape emitiendo contaminantes

Por supuesto todo esto es mucho más complejo, pero puede que visualizándolo de una manera más simple, nos ayude a comprender este problema, y en consecuencia, intentar remediarlo. En este caso, acciones individuales como dejar el coche aparcado y usar el transporte público, pueden parecer insignificantes, pero si se consigue que cada vez más gente lo haga, poco a poco el problema irá desapareciendo, y consigamos ver un cielo limpio.
Cielo limpio que permite ver la Sierra